Durante su fiesta de cumpleaños número 50, C’sar usó su fuerte trompa, excelente oído y conocimiento íntimo de su extenso hábitat para localizar y devorar un “pastel” de helado hecho a medida, junto con otros manjares como sandía, batatas y zanahorias, que no forman parte de su dieta diaria habitual
Asheboro – El Zoológico de Carolina del Norte y su elefante original, C’sar, han celebrado oficialmente 50 años salvajes juntos. La historia de C’sar, desde las llanuras salvajes de Kenia hasta su hogar en Asheboro, es un relato de supervivencia, adaptación y del espíritu indomable de una de las criaturas más majestuosas de la naturaleza.
A lo largo de su vida, C’sar ha enfrentado numerosos desafíos, como la artritis, casi ceguera y una condición neurológica que afecta su oído izquierdo. Sin embargo, gracias al cuidado dedicado de sus cuidadores, C’sar sigue prosperando. Fue uno de los primeros elefantes en el mundo en someterse a una cirugía de cataratas, y más tarde se convirtió en el primer elefante en la historia en recibir lentes de contacto correctivos para mejorar su visión. A través de un entrenamiento meticuloso, los miembros del equipo del zoológico le proporcionan el cuidado físico, mental y emocional que C’sar necesita para mantenerse activo y comprometido.
Desde poses creativas de yoga diseñadas para mejorar su equilibrio y rango de movimiento hasta tratamientos especializados para sus ojos y pies, cada aspecto del cuidado de C’sar está adaptado a sus necesidades únicas. Su rutina diaria incluye descanso adecuado, ejercicio y alimentación social con su manada, gracias a innovadores comederos diseñados por estudiantes de soldadura del Randolph Community College. C’sar reconoce su nombre, disfruta de nadar de vez en cuando, y sigue explorando el hábitat que ha llamado hogar durante los últimos 46 años.
“C’sar es profundamente amado y respetado por el personal y los visitantes de todo el mundo,” comenta Sara Pack, Oficial de Relaciones Públicas del Zoológico. “Es el residente más antiguo de nuestro zoológico y el elefante macho africano más longevo de toda Norteamérica, por lo que es algo así como una celebridad. Ha vivido muchos cambios en el zoológico, y generaciones de visitantes continúan viniendo a verlo año tras año.”
C’sar fue acogido bajo cuidado humano en 1976 cuando tenía aproximadamente dos años. Más tarde, llegó al Zoológico de Carolina del Norte desde el Zoológico de Toledo en Ohio, el 25 de julio de 1978, cuando tenía apenas cuatro años. Hoy en día, con un peso de alrededor de 12,000 libras y una altura de aproximadamente 11 pies en el hombro, C’sar sigue siendo un símbolo de la misión del zoológico de salvar la vida silvestre y los espacios naturales.
Durante su fiesta de cumpleaños número 50, C’sar usó su fuerte trompa, excelente oído y conocimiento íntimo de su extenso hábitat para localizar y devorar un “pastel” de helado hecho a medida, junto con otros manjares como sandía, batatas y zanahorias, que no forman parte de su dieta diaria habitual. Los miembros del equipo del zoológico lideraron a los invitados en un coro de «Feliz Cumpleaños», seguido de aplausos mientras C’sar destrozaba su piñata de cumpleaños amigable para los animales. Los asistentes también pudieron firmar una tarjeta de tamaño elefante y posar para fotos cerca de la manada.
La historia de C’sar no es solo una de triunfo individual, sino también un símbolo de los esfuerzos de conservación más amplios defendidos por el Zoológico de Carolina del Norte. Desde 1998, el zoológico ha estado a la vanguardia de la conservación de elefantes en África Occidental, utilizando collares de rastreo por satélite para mitigar el conflicto entre humanos y elefantes, delimitar áreas protegidas y mejorar la comprensión de la ecología de los elefantes. En Nigeria, el trabajo del zoológico para perfeccionar estrategias contra la caza furtiva de marfil ha sido fundamental para proteger la población restante de elefantes en el país.
