Cada vez es más común ver basura en la All American como muebles viejos, colchones y otros desechos abandonados a lo largo de esta importante arteria vial, como si las áreas verdes que bordean esta transitada vía fueran un vertedero público sin restricciones.
El pasado domingo 16 de febrero, la carretera amaneció nuevamente sucia desde el puente de la Cliffdale hasta Raeford Road, reflejando la falta de control sobre este problema.
Lo preocupante es que no hay vigilancia en la zona, ni cámaras de seguridad ni señalización con advertencias de multas para quienes deciden desechar su basura en este espacio. La ausencia de medidas disuasorias hace que este problema se repita constantemente, sin que las autoridades implementen soluciones efectivas.
Más allá de la limpieza, el verdadero problema es la falta de conciencia de quienes arrojan basura en cualquier lugar donde les resulte más fácil. Es también una cuestión de educación y de ausencia de campañas que ayuden a concientizar a la comunidad sobre la importancia de mantener estos espacios libres de desechos.
Si bien cuadrillas de limpieza trabajan arduamente para recoger los desechos –y hacen un excelente trabajo–, la falta de un plan de acción contundente por parte de las autoridades convierte su labor en un esfuerzo interminable. Se limpia hoy, pero en pocos días la basura vuelve a acumularse.
La All-American es una vía altamente transitada de Fayetteville. No debería ser sinónimo de abandono y desorden. Se necesitan acciones concretas para frenar este problema, pero, sobre todo, se necesita un cambio en la mentalidad de quienes ven la vía pública como un vertedero personal.
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